La deflación es un fenómeno económico que implica una caída generalizada en el precio de una canasta de bienes y servicios. en un país o región.
La deflación ocurre cuando la tasa de inflación anual se vuelve negativa. Tal evento generalmente se produce por una reducción en la oferta de dinero y/o crédito.
Es lo opuesto a la inflación y, por lo tanto, a menudo se la denomina “ inflación negativa ”. Ocurre una vez que la tasa de inflación cae por debajo del 0% .
La deflación infunde miedo en los corazones de los banqueros centrales porque es mucho más difícil de combatir que la inflación, que requiere aumentos dolorosos pero relativamente sencillos de las tasas de interés.
Caer en un ciclo deflacionario tiende a ser extremadamente negativo para una economía y es un desarrollo que todos los países tratan de evitar.
La deflación lleva a los consumidores a retrasar las decisiones de compra porque esperan que los precios bajen aún más.
Esto reduce la producción industrial y la actividad económica, deprime las ganancias comerciales, reduce los salarios y/o los despidos, lo que aumenta el desempleo.
A medida que los precios continúan cayendo, las ganancias se reducen aún más y las empresas responden recortando aún más los salarios, despidiendo a más empleados, lo que reduce la demanda de sus productos y empeora el problema.
Es un ciclo que se refuerza a sí mismo y que solo puede romperse con un gasto masivo, normalmente por parte de los gobiernos con la ayuda de su banco central.
Para evitar esto, los bancos centrales tienden a utilizar las diferentes herramientas de política monetaria que tienen a su disposición.
Por ejemplo, tras el estallido de la pandemia de COVID-19 de 2020, los principales bancos centrales reaccionaron recortando sus tipos de interés en un intento de facilitar los flujos de crédito y lanzaron programas masivos de compra de bonos para estimular la inflación impulsando la oferta monetaria.
En el mercado de divisas , estas medidas se traducen en un fuerte aumento de la volatilidad de las divisas.
Las políticas monetarias expansivas tienden a debilitar la moneda relacionada frente a las monedas de los principales socios comerciales.
Estos programas de expansión, implementados simultáneamente en diferentes países, provocan fuertes fluctuaciones en los principales cruces de divisas y plantean serios desafíos a las empresas expuestas al riesgo cambiario.